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  • Valentina Leoncini

Autóctona, un encuentro con Carmela


Un primer piso con el sol entrando por la ventana y una chica finlandesa hablando con su familia por videollamada. Carmela se baña y en la pared del comedor cuelga un mapa gigante que charla con las plantas y los libros. Minutos después, el encuentro.

Carmela egresó de la EMAD como actriz. Gran musa del practicante de belleza Brian Ojeda. Canta, modela, escribe, dibuja y enseña inglés y español a extranjeros. También trabaja en un instituto. Sabe, sobre todo, idiomas colonizadores.

F: Chicho Leoncini

Foto de Chicho Leoncini —Quiero encontrar la manera de estudiar alguna lengua indígena o autóctona, nativa. Me encantan todos los idiomas que aprendí, pero también quiero saber cómo es la vida del otro lado. Porque el lenguaje es todo, es lo que te muestra cómo concibe el mundo un grupo de personas. Y si aprendemos las estructuras del que impuso el lenguaje, nos perdemos de la estructura de toda la concepción de la persona a la que le fue impuesto; es otro universo.

Mientras me cuenta esto, pienso que autóctona es su manera de vestir, ¿cuál es la emoción que hace nativas sus prendas? Un código nuevo hecho de otros códigos conocidos y mezclados. Entre todos sus idiomas, el suyo propio la viste y, sin quererlo, lo muestra, y lo enseña. Una visual segura y tranquila que te atrapa y, lo mejor de todo, te genera preguntas.

Reflexiono mientras la conozco sobre el propio lenguaje y sus clasificaciones: entiendo que se viste como escribe, modela como canta, actúa como dibuja y todas las variaciones que se me puedan ocurrir y quiera mezclar, de nuevo. Este viaje no se trata de ser dibujante, ser actriz, ser modelo, ser cantante (¡no hay tanto tiempo!). Se trata de soltar, no importa el formato ni el momento. Porque soltar es el movimiento que, al contrario que aferrar, más moviliza y nos hace avanzar.

Un recuerdo y una revelación me invaden: la última página de un libro que me regaló Jose Cuneo para mi cumpleaños decía: “Basta existir para ser completo”. La revelación es que aferrar es detener, colonizar también lo es.

Carmela me recuerda lo necesario que es vivir de una manera creativa e integrar la práctica de vestir y experimentar el arte como formas de entender, comunicar y mantener vivos el deseo, la esperanza y el autoconocimiento. ¿O no es cierto que, en definitiva, la mayoría de las veces que queremos que suceda algo no depende tanto de las condiciones externas si no de cuánto nosotros mismos creemos que eso puede ser posible y de cómo se lo comunicamos al universo?

Vestir es comunicar, es preparar aventuras, es declarar un estado de la mente y también es, por qué no, uniformar un deseo y decirle al universo: “Esta experiencia la quiero vivir así”. Si estoy cómoda va a funcionar cómodamente, si estoy incómoda, incómodamente. El acto mágico de anticipar a priori el destino que deseamos.

Otro recuerdo aparece: Felo diciéndome “La magia no hay que entenderla, hay que hacerla”. Entonces ahora uniformar nuestras aventuras es inteligente y espiritual-mente-divertido.

—En la adolescencia se pone siempre al ser profundo, intelectual o culto como incompatible con la moda, porque supuestamente la moda es superficial. A mí me incomodaba mucho, porque yo tenía bastantes inquietudes académicas e intelectuales, y también naturalmente veía, y veo, una foto de moda y me impacta, me seduce. Con el tiempo aprendí y acepté que más vale que son compatibles, de hecho hago que lo sean, quiero que sea así mi expresión, que tenga de las dos, no va a ser una u otra. Las quiero mezcladas. Mi creatividad pasa entonces también en cómo me muestro, y no tanto en cantidad de producción. Yo soy creativa. Para mí el punto es que no hay que combinar nada, nunca, porque si lo combinás tiene sentido, y no quiero que lo tenga. Si mi vestimenta es, por ejemplo, masculina, va a haber algo que no tenga sentido, que el esquema masculino lo rechaza. Esta es la parte divertida de la moda, lo que combina ya tiene un sentido que existe y es interpretado, y lo que no combina está disponible para que podamos ponerle nuevo sentido nosotros.

—Es muy linguístico.

—¡Toda la vida es linguística!

***

F: Brian Ojeda

Foto de Brian Ojeda

La búsqueda de lo nuevo en el fondo tiene que ver con la expresión y comunicación de un estado interno, o aparentemente interno. También puede decirse que, ya por el solo hecho de expresar y comunicar, resuelve un problema. En la moda sucede mucho que se instala lo nuevo y enseguida se pone en marcha la eufórica repetición de la forma que se expande en lo que separa una temporada de otra, y abarca todo lo que puede, se repite en color, en calidad, en la redistribución de los mismos detalles: se trasladan constantemente el volado, el cierre y la terminación ancha o angosta, entre otras.

Se habla de un futuro y de una tendencia, ¿pero qué es lo que estamos expresando en la forma realmente? ¿Qué estado interno resuelve? Si al vestir inevitablemente resolvemos nuestra presencia: de ser invisibles, de atraer inevitablemente, de generar ternura, de ser deportivos y livianos o barrocos de sentido. Todos nuestros estados internos son auténticos y la moda que nos rodea aquí y ahora parece hablar únicamente de uno o dos: los que están de moda. Cuando mi mente comenzó a rondar los problemas sobre el vacío de discurso y la autenticidad, Carmela me interrumpe y me aclara:

—La moda está llena de contradicciones, yo siento una lucha interior con ella. Es un código muy complejo porque, por un lado, está súper encasillada: es innecesaria, se piensa en primera instancia. Pero en verdad todas las artes son innecesarias, pero existen porque nos hacen bien, nos evolucionan. La moda funciona de la misma manera. Por otro lado, es muy utilitaria. Cuando pensás en una época, por ejemplo, en los 70, lo primero que se te viene a la mente antes de pensar en la arquitectura o pintura es la vestimenta, la manera que tenían de vestirse, es decir, la moda del momento. Tiene un valor histórico, documental. Se integra a varios formatos: aparece en fotos, en videos, en películas. Y también la moda tiene huevadas. Y como todas las artes, está inmersa en un sistema capitalista que tiene como principal objetivo el consumo y la venta de piezas indumentarias, así como Hollywood tiene como principal objetivo la venta de películas, dramas y comedias, en algunos casos, muy malas.

Entonces yo me hago una pregunta por primera vez: ¿de verdad a la moda le interesa expresar algo? (Esta es la pregunta que atrasa la nota un mes de su entrega original). No respondo, de verdad no importa, inevitablemente comunica. Y reafirmo una máxima aparentemente simple: la moda no habla por sí sola, nosotros hablamos a través de la moda.

—Tenemos que hacer un trabajo fuerte de destrucción de conceptos. Las mujeres automáticamente por nuestra educación machista nos criticamos a nosotras mismas, así sea internamente, se te pasan por la mente pensamientos por los que quizá enseguida te decís a vos misma: “Esto no esta bien, no quiero pensar así”. Pero es inevitable. La moda, entre otras prácticas estéticas, te hace creer que las personas lindas son muy pocas. Eso es muy grave y lo tenemos muy muy naturalizado. Además, las críticas más fuertes son de mujer a mujer. ¿Y no sucede que cuando conocés a una persona también se transforma estéticamente ante tus ojos?

—Enamorarse se trata un poco de eso y vestirse —positivamente— vendría a ser como una práctica más de salud, como hacer ejercicio y comer bien. Una cosa más que da oxígeno a la autoestima.

—Totalmente, si salís sin mirarte al espejo no te estás dando la emoción de mirarte y decir “estoy re linda hoy”. A mí me gusta ese sentimiento y lo trato de tener, y lo tengo, y no me da vergüenza decir que a veces me miro y me lo digo. Porque causa emoción, conmueve.

Ese punto, el de la conmoción, es el que en la moda suelto y arraigo una y otra vez, y lo cuestiono para soltarlo de nuevo. ¿Es posible no conmoverse ante una imagen? ¿Es posible y tiene que ver con el aburrimiento? En realidad, nunca vi a los y las modelos simplemente como modelos; para mí siempre fueron —y son— personajes. Por esa razón es que en la moda leo historias. A partir de esta idea incrustada en mis pupilas, ¿dónde es que la actuación y el modelaje se encuentran?

—Actuar y modelar tienen un punto de contacto, pero en lo más profundo son opuestas. Tienen en común que estás expuesta a la mirada del otro, vas a actuar o posar delante de una persona o persona con cámara. Hay una manera en la que uno se muestra. Pero una modelo tiene que tener plena consciencia de cómo se está viendo su cuerpo, cuál es su forma y la gestualidad de su rostro; se trata principalmente de eso: el arte de descubrir la forma perfecta del cuerpo para cada foto. La comunicación de moda tiene que ver con la perfección. Cuando estás actuando, sin embargo, en lo último que tenés que pensar es en cómo te ves. No podés hacer eso, si estás pensando en cómo se ve tu cuerpo, entonces no estás actuando. Actuar se trata de estado y de contenido, la forma es una consecuencia.

Foto de Sahand Minaei

No creo que pueda existir forma sin contenido o al revés, contenido sin forma. Carmela como persona y como personaje integra el relato y la belleza de la forma. Su vestir con discurso la hacen auténtica y atractiva. Una belleza que está en movimiento y deja entrar preguntas y miradas, dialoga, se hace visible e invisible. Si se aparenta un hermetismo, es un juego. La belleza se mueve, cambia (lo hizo a lo largo de la historia y lo hace en nuestras cabecitas todo el tiempo), su discurso mantiene la mayoría de sus puertas abiertas. En el discurso de la moda convive la belleza con las puertas cerradas de la perfección.

¿Qué sentido tiene, realmente, la perfección?

 

Un poema de Carmela

Lo que más me gusta de mi cuerpo es que está vivo

Efervescente como un nido de hormigas al sol

Furioso, de sangre que baja a borbotones, sin ninguna dirección

Arriba, abajo:

Un trozo de espacio en movimiento.

Me gusta de mi cuerpo que es hueco

Y a la vez abarrotado de sí

Caliente, vibrante, confuso, sonante

Un mecanismo eficaz, apetecible energía

Un junco enjuto en la corriente cambiante

Un yunque de hierro en la cabeza del banquero europeo

Una fogata con olor a romero en la noche tibia

Un gato escabulliéndose entre los leños, chueco

Una explicación de aerodinámica y temperatura,

Un carril para los que van sin frenos.

Mi cuerpo es simple:

Una antesala al Cielo, al Infierno, y al precipicio, manjar salado de los mil demonios

Un molusco cosquilleante en las comisuras de un crucifijo,

en llamas,

boca abajo.

Es una cesta repleta de frutas a medio morder, un cuenco de carbón opaco

Una estrella rubicunda que titila en la noche del vagabundo: a su lado, un perro fiel.

Mi cuerpo corre, salta, se flexiona y estira y se torna irreconocible,

Se desordena el músculo y agarrota el hueso implacablemente vivo en un universo de poros y de sales.

Miro hacia adentro: los ojos, vueltos a la oscuridad impenetrable, parecen pelotas de ping pong recién paridas. No perciben nada, pero sé: en el silencio cavernoso palpita un amasijo de rayos y centellas, blanduzco, grisáceo, venerable y secreto. Mi cerebro, caramelo.

 

Un sitio de Carmela

Su instagram

 

La nota recitada por Chicho:


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