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  • Alejandra Frechero

El legado de la luz


La fotografía debe ser silenciosa (hay fotos estruendosas, no me gustan): no se trata de una cuestión de ‘discreción’ sino de música. La subjetividad absoluta solo se consigue mediante un estado, un esfuerzo de silencio (cerrar los ojos es hacer hablar la imagen en silencio). La foto me conmueve si la retiro de su charloteo ordinario: "técnica", "reportaje", "arte", etc. No decir nada, cerrar los ojos, dejar subir solo el detalle hasta la conciencia afectiva.

-Roland Barthes, La cámara lúcida (1980)

“La semana pasada dejó de funcionar Qualities, el último laboratorio fotográfico analógico de Montevideo”.

Una primera linea introductoria definitivamente mezquina

que poco informa y menos comparte

lo que me interesa

dar. Aquí.

Sea como sea,

concibo la incapacidad de nombrar (de poner en palabras todo esto que digo que pasó la semana pasada) como un buen síntoma.

No es el cielo, no es magia ni misterio, sino la naturalización de ciertos afluentes.

Conocimiento y Comunicación al servicio de

arterias comprimidas. Destapan, se sueltan.

***

La semana pasada dejó de funcionar Qualities, el último laboratorio fotográfico analógico de Montevideo. A cargo de Carlos Porro, fotógrafo, laboratorista y docente de gran trayectoria, este lugar se constituyó durante 20 años como un espacio de expansión y descubrimiento abierto a todo aquel que quisiera revelar sus fotografías, acercarse a tomar un café, o no hacer nada, más que estar en un lugar donde las percepciones se despliegan y los espíritus se ahondan.

Luego de haber fundado el primer Estudio en Uruguay con iluminación electrónica y el primer laboratorio para fotógrafos profesionales Light & Print, Carlos funda Qualities a fines de la década de los 90 donde ha emprendido la docencia. Reconocido por sus impresiones en forma analógica para artistas locales y del exterior, este laboratorio, también colaboró con el Instituto Nacional de Bellas Artes y se destacó por formar a un gran número de fotógrafos profesionales en Uruguay.

1. EL GOLPE DE LUZ

El origen: ¿cómo fue la primera vez que vimos?

Dicen que los fetos humanos, a partir del séptimo mes de gestación, comienzan a abrir los ojos y a percibir la luz en una tonalidad rojiza que atraviesa la pared uterina. No puedo evitar, aquí, vincular la levedad de mis pupilas en el cuarto oscuro con esa luz inaugural filtrada con sangre materna. Hay algo, una cualidad de la luz roja del laboratorio, que tiene el poder de eximirme, no sé ahora muy bien de qué, pero funciona como un baño de libertad que suaviza y afina a la vez, porque, en lo que tiene que ver con la vista, hace al ojo más consciente de las sutilezas de la imagen. Un universo en el que sombra y luz se confunden, una densidad amigable por lo ambigua, por lo comprensiva, en donde la luz no expone la totalidad, ni la oscuridad arrebata la existencia.

Una fotografía comienza cuando el obturador de la cámara se abre durante determinada cantidad de tiempo y la película recibe un golpe de luz que emerge posteriormente en una imagen. Una de las primeras verdades que se me presentaron en Qualities es que una fotografía no se hace, se desarrolla. Somos siempre el último segundo de un proceso que se gestó en el pasado.

Carlos Porro: “Empecé soñando de niño tirado en un campo de avena, mirando el movimiento de las espigas y las mariposas, miles de mariposas, imaginando cosas, desatando mis fantasías en las nubes y queriendo ser fotógrafo. Pero no tenía cámara. Esa fue mi infancia… Luego recuerdo otro momento puntual: en los años 50 los extranjeros ya no entraban libremente a Uruguay. Mi madre era española, había escapado de la guerra, y mi padre firmaba contratos de trabajo para que los inmigrantes pudieran entrar al país. Recuerdo haber crecido escuchando las historias de esos inmigrantes que llegaban a mi casa, historias de lejanos mundos, recuerdo sus extraños olores, en la ropa, en los baúles… La noche era la hora de las morriñas, de las historias tristes. Mientras todo eso pasaba, yo escuchaba y jugaba a componer en segmentos, recuerdo el paisaje de la cocina. Así aprendí composición, jugando a mirar”.

2. EL REVELADOR

El fin de una latencia

“Revelar” del latín revelare (quitar el velo). El prefijo re- significa ir hacia atrás y la palabra velum significa tela, cortina. Hace referencia a proporcionar información sobre algo que estaba ignorado o en secreto.

“Desde que uno dispara con la cámara hasta que finalmente ve la foto en papel ya pasó cierto tiempo. Ya no sos la misma persona, o mejor dicho, sos la misma persona pero con más experiencia de vida; el encanto está en re-descubrirse, en re-crear con el revelado esas mismas emociones o estados de ánimo que uno tenía en el momento de sacar la foto pero desde otro punto de vista. Es la comunicación con uno mismo en dos tiempos distintos”.

Un laboratorio de emancipaciones en el que la fotografía siempre fue, ante todo, un medio de comunicación, una herramienta de intercambio de vivencias. Un medio al que siempre se le dedicó mucho trabajo y amor en pos de lo auténtico, de alcanzar la pureza de esas emociones que transmiten experiencias, conocimiento.

Los espirales, los filtros, las sombras chinas y los infinitos tonos del gris. En el vasto, cremoso y meticuloso universo de la técnica las verdaderas enseñanzas en este lugar nunca se agotaron en el método, sino más bien eran y siguen siendo, para todos aquellos que las incorporamos, puentes tendidos a otra sustancia: la comunicación auténtica, esa que persigue la exteriorización de lo interno y a la que se llega por el camino que traza lo punzante del sentir en el momento de crear una imagen. Carlos nos enseñó a revelar(nos), a retratar lo intrínseco, lo recóndito, lo secreto, lo ignorado de uno mismo. A mantenernos fieles, a esquivar los frenos morales, los cuestionamientos destructivos y los falsos intereses. Es la identidad en la creación.

3. EL BAÑO DE PARE

Sobre el cierre de Qualities

El baño de pare en el proceso de revelado es aquel que cumple la función de detener la reacción de las sales de plata; si la reacción no se interrumpe, la imagen se anula, queda en la nada.

El transcurso del tiempo y los cambios en el mundo de la fotografía, esencialmente en aquellos relacionados al acto fotográfico, pusieron fin a una etapa. Ahora Carlos va por un nuevo sueño que involucra nuevas formas de acercamiento, nuevas formas de captar la luz.

“Siento que hay una etapa que está cumplida, hay que hacer un cambio en la transmisión del conocimiento, desde un nuevo punto de vista, uno más joven. Se necesita parar para cambiar y descansar para recuperar fuerzas. Hay codificaciones que ya caducaron, quedaron obsoletas. Necesito crear, renacer, quizás sea eso lo que me está faltando”.

4. EL FIJADOR

La persistencia de la consciencia

Hay una tendencia a vincular a la fotografía con la memoria, con un ir hacia atrás, con la evocación de un recuerdo; sin embargo, y de igual modo, la acción de fijar todo lo que dejará de ser también está atravesada por la noción de futuro. Cada vez que sacamos una foto estamos negociando con la perdurabilidad de un instante, de un foco. Fijar es crear a futuro y lo fantástico de este asunto es que se desprende de uno y da la posibilidad de que lo utilicen los demás.

“Lo que queda al final de la vida es el conocimiento, allí está la esencia de la evolución. Nos han condicionado como seres humanos a que no podemos llegar a Dios, pero yo creo que sí podemos, si no no tiene sentido que nos perfeccionemos, ni el mañana, ni el infinito, ni el futuro, ni soñar. La sabiduría está en compartir, no en guardar”.

Qualities hoy perece y transmuta en un nuevo sueño. En definitiva, todo esto no es más que la desaparición física de un espacio. Un gracias profundo de mi parte y de muchos otros, todos más felices por haber conocido al conocimiento que se basa en el compartir real de emociones y nos conecta con esa consciencia afectiva de mirada limpia y perdurable como la del niño que juega a mirar.

 

La nota recitada por Alejandra:


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